mercredi 30 mars 2011

SOUVIENS-TOI DU VASE DE SOISSONS !!! (¡RECUERDA LO QUE HICISTE CON EL JARRÓN DE SOISSONS!)

Una expresión ideal para las personas rencorosas que "te la tienen guardada".

Batalla de Soissons

La batalla de Soissons, que tuvo lugar en el año 486, enfrentó a las tropas francas al mando del rey Clodoveo con los últimos restos del poder romano en la Galia.
Clodoveo se enfrentó a las tropas de Afranio Siagrio, hijo de Aegidius, que había sido el último magister militum de las Galias, mantenía el control sobre un enclave de territorio entre los ríos Mosa y Loira y se autodenominaba "Rey de los Romanos". Afranio Siagrio era de hecho lo último que quedaba del poder romano en Occidente.
Tras esta batalla, los francos consiguen controlar toda la zona norte de Galia. Afranio Siagrio huye al sur del Loira, a la zona controlada por los visigodos, pero éstos lo capturan y lo entregan a Clodoveo, que ordena que lo degüellen.

San Remigio, obispo de Reims solicitando a Clodoveo que restituya el jarrón de Soissons.

 El jarrón de Soissons

Uno de los hechos o anécdotas más conocidos de la historia de Francia, al menos de la parte más novelada que se enseñaba en las escuelas, es el episodio del jarrón de Soissons. La historia, que narra en una de sus crónicas Gregorio de Tours,[1] empieza con la petición por parte de San Remigio, obispo de Reims, de que un jarrón perteneciente a la catedral no pasara a integrar el botín de guerra y fuera restituido a la Iglesia, a lo que Clodoveo accedió.
En el momento en el que se distribuyó el botín, el rey solicitó que además de su parte del botín se le cediera ese jarrón. Aunque en general se aceptó, un soldado disconforme, rompió con su hacha (francisca) el jarrón, añadiendo que sólo tendría lo que le correspondía, lo que Clodoveo no recibió muy bien.
Un año más tarde, mientras pasaba revista a sus soldados, Clodoveo reconoció al soldado insolente. Le señaló que sus armas estaban sucias y las echó al suelo. Cuando el soldado se agachó para recogerlas, Clodoveo le partió la cabeza de un hachazo, a la vez que decía:
¡ Esto mismo hiciste tú con el jarrón de Soissons !

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